domingo, 6 de abril de 2014

Labores - Abonado del Bonsai

Labores / abonado

abonos
En el curso de su crecimiento, una planta extrae varios elementos del suelo. Solo crecerá sana y robusta, si estas sustancias alimenticias, que en su mayor parte se van a causa del riego, se van reponiendo al suelo.
En el caso del bonsái esto tiene especial importancia, porque sus raíces, al contrario que las de las plantas de jardín normales, solo pueden sustraer alimento de una zona muy limitada del suelo. Por la misma razón, muchas veces un exceso de abono conduce a los efectos contrarios de los que pretendía el aficionado.
Las plantas desarrollan brotes demasiado largos, hojas demasiado grandes y ramas demasiado robustas. Es importante saber que un árbol nunca se morirá por falta de abono, en cambio si se puede morir por un abono excesivo, porque le pueden dañar las raíces y, en el peor de los casos, producirle la muerte.
Si el bonsái tiene un aspecto raquítico, hay que asegurarse primero si esto es por falta de abono o si es que las raíces están dañadas. Sáquese el árbol de la maceta y comprobar si las raíces tienen las puntas blancas y frescas. Esto es señal de que el árbol tiene las raíces sanas, y que pueden absorber el abono perfectamente. Si por lo contrario las puntas son de color pardo y pastoso, pudiendo ser arrancadas con facilidad, es que están muertas y no pueden absorber el abono. La cantidad y el momento en que se debe abonar dependen de las necesidades de cada planta. En general, los árboles jóvenes necesitan más alimento que los más viejos; igualmente necesitarían más las plantas de crecimiento más rápido que las de crecimiento más lento. Las frondosas empezaran a abonarse después de salir los primeros brotes, hasta que comience el verano, las coniferas se abonaran hasta lo más tarde el mes de octubre. En invierno (periodo de reposo) no se abonan.
Si se trata de plantas que florecen, no se deben abonar antes y durante la floración, porque entonces se caerían las flores antes de tiempo y las plantas concentrarían todo su crecimiento en los brotes. Se pueden empezar a abonar a principios de verano, cuando empiecen a crecer los frutos. Es el momento de fomentar un mayor florecimiento de cara al año siguiente, con fósforo.
Inmediatamente después de trasplantar un árbol, se tiene que dejar de abonar, púes el sistema de raíces estará muy debilitado después de la poda que habrá sufrido. Tampoco podrán absorber sustancias nutritivas las plantas que tienen las raíces dañadas.
También se suspenderá el abonado en los meses más calurosos del año es decir los meses de julio y agosto, en la que los árboles para su crecimiento por un corto espacio de tiempo, y por lo tanto no necesita de la adición de sustancias nutritivas.
En general, son preferibles las sustancias de abono orgánico, más que las inorgánicas, que en caso de abono excesivo, si no se ha hecho uso correcto de ellas, pueden producir quemaduras en las raíces debido a su alto contenido en sales. Los abonos orgánicos más conocidos son: harina de huesos, virutas de asta de buey, harina de pescado y grano de colza, que se pueden conseguir en cualquier establecimiento especializado. Eso es lo que dicen los libros pero yo personalmente no lo encontré en toda Asturias. No digo que no lo tengan en los centros especializados en bonsái ni sé los resultados que se puedan obtener con estos abonos, si los encontráis se esparcen sobre la superficie de la tierra en una proporción aproximada de una cucharadita de café por cada 100 cm2 de tierra y entonces pueden ser absorbidas por las raíces.
En cambio el abono inorgánico, especialmente si es líquido, es mucho más rápido y puede ser absorbido inmediatamente por las raíces. Es una cualidad a tener en cuenta si la planta necesita urgentemente una dosis específica de abono.

el NITRóGENO

El nitrógeno incide en el crecimiento de los brotes y de las hojas de las plantas. Demasiado nitrogeno es perjudicial, porque entonces la planta desarrolla hojas grandes de color verde oscuro y se retrasa en el florecimiento, además de tardar más en madurar la madera. Las plantas también suelen volverse más enfermizas.
La falta de nitrógeno se nota en él color pálido de las hojas. Suele haber nitrógeno suficiente en los abonos, si no se puede administrar de forma adicional con nitrato cálcico, y si es una planta que guste especialmente de ácidos, se puede administrar nitrato de sosa.

EL FóSFORO

El fósforo favorece el crecimiento de las raíces y de las flores al contrario que con el nitrógeno, la planta absorbe la cantidad de fósforo que necesita. La falta de fósforo se manifiesta de una coloración rojiza que adquieren las hojas que además se doblan hacia arriba. El superfosfato, administrado en las cantidades necesarias para bonsái, de junio a finales de julio, producirá un florecimiento especialmente bueno.

LA POTASA

La potasa sirve para que la madera madure bien, y además potencia la capacidad de absorción de las raíces; en general hace las plantas más resistentes. La falta de potasa se manifiesta en unas manchas pardas en las hojas y en el hecho de que estas se enrollan. Es recomendable usar sales de potasa que a su vez contengan magnesio, una sustancia también muy importante para la planta. También se puede usar sales de potasa.

EL CALCIO

El calcio rige la absorción de fósforo y potasa, e influye en el crecimiento de las raíces. La falta de calcio produce la muerte, la descalcificación del suelo se puede notar en el descenso de los valores del ph, y se puede subsanar con el carbonato cálcico para el abono.
Si se ha abonado con demasiado calcio, se producirá una coloración amarilla de las hojas (clorosis de calcio) ya que el calcio bloquea la absorción de hierro, tan necesario para la clorofila de las plantas.
De los elementos que la planta necesita en menos cantidades, como son el magnesio, el hierro, el azufre, el manganeso, el boro, el cobre, el zinc, el molí.

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